martes, 16 de octubre de 2012

Opinión de Francisco José Quiles Flor, antiguo Vicerrector de Investigación de la Universidad de Castilla-La Mancha.

¿Futuro para la UCLM?

Con el anuncio de la propuesta de presupuestos regionales para el próximo año se ha cerrado cualquier duda que pudiera existir sobre los planes de futuro para la Universidad de Castilla-La Mancha. Creo que todo el mundo debe ser consciente de que una instituci

ón académica que hace tan solo dos años tenía un presupuesto de 165 millones de euros no puede sobrevivir tal y como la conocemos con 98. Esta reducción no tiene posible comparación con lo que está sucediendo en el resto de las Universidades públicas españolas. Es cierto que todas ellas están sometidas a recortes, necesarios como esfuerzo solidario con la sociedad, pero estos son incomparables con los que está exigiendo el gobierno regional: en el peor de los casos en otras comunidades este recorte no supera el veinte por ciento y en la mayoría es inferior al quince, mientras que en nuestro caso alcanza el cuarenta por ciento.

Ante estos datos, es evidente que el gobierno regional y el de la Universidad de Castilla-La Mancha se proponen un cambio sustancial en nuestra Universidad, de modo que, tarde o temprano, el Consejero de Educación y el Rector anunciarán una profunda transformación de la institución. Teniendo en cuenta la dimensión del recorte propuesto, es de ilusos suponer que dicha transformación consistirá en ligeros retoques de maquillaje, supondrá el cierre de titulaciones y de centros docentes y de investigación. En algún momento, ambos gobiernos, el regional y el de la Universidad, tendrán que dejarse de eufemismos y metáforas y comunicar a la sociedad castellano-manchega la dura realidad a la que esto nos lleva: en el futuro muchos jóvenes castellano-manchegos tendrán que volver a estudiar en otros territorios, y además ello llevará consigo el despido de muchos de los profesores mas jóvenes de la Universidad, que pese a haber obtenido sus acreditaciones a nivel nacional y haber superado las oposiciones correspondientes, ahora van a tener que marchar a otras universidades o centros de investigación, la mayoría en el extranjero. Nuestra tierra perderá así todo el potencial de estos profesores, en cuya formación se ha invertido mucho dinero en forma de becas, estancias en el extranjero, proyectos de investigación, etc..

En resumen, todo lo conseguido en dos décadas y media de duro trabajo, en las cuales Castilla-La Mancha por fin había logrado situarse en el mapa de la educación superior y de la investigación, va a esfumarse como si de un espejismo se hubiera tratado debido al recorte en el presupuesto de la UCLM. Si los castellano-manchegos aceptamos mansamente dicho recorte, estamos renunciando a que muchos de nuestros hijos puedan desarrollar sus estudios en nuestra tierra y a que nuestras empresas se puedan ver beneficiadas del impulso innovador y de profesionales preparados que supone tener cerca una Universidad fuerte y competitiva. ¿Alguien piensa que empresas como Eurocopter estarían en Castilla-La Mancha si no tuviéramos Universidad? La posición alcanzada en investigación es imposible de mantener sin presupuestos regionales y sin apoyo para la transferencia a la empresa. No nos podemos engañar respecto a la investigación, que es como un campo de frutales: si se deja de regar un año, no se recupera regando al siguiente, necesita más de una década para la recuperación de sus árboles.

Por tanto, la sociedad castellano-manchega debe decidir si este es el futuro que quiere para nuestra tierra y reclamar, si así lo considera, otro trato y otros esfuerzos para la Universidad pública regional. En particular, la comunidad universitaria debe ser consciente del futuro inmediato al que nos enfrentamos y luchar para que desde los órganos de gobierno que tenemos, se impulse una postura clara de defensa del futuro de la institución. Si no lo hacemos ya, seguro que terminarán anunciando una nueva y mermada Universidad de Castilla-La Mancha con nocturnidad, alevosía y en vacaciones.

Ante estos datos, es evidente que el gobierno regional y el de la Universidad de Castilla-La Mancha se proponen un cambio sustancial en nuestra Universidad, de modo que, tarde o temprano, el Consejero de Educación y el Rector anunciarán una profunda transformación de la institución. Teniendo en cuenta la dimensión del recorte propuesto, es de ilusos suponer que dicha transformación consistirá en ligeros retoques de maquillaje, supondrá el cierre de titulaciones y de centros docentes y de investigación. En algún momento, ambos gobiernos, el regional y el de la Universidad, tendrán que dejarse de eufemismos y metáforas y comunicar a la sociedad castellano-manchega la dura realidad a la que esto nos lleva: en el futuro muchos jóvenes castellano-manchegos tendrán que volver a estudiar en otros territorios, y además ello llevará consigo el despido de muchos de los profesores mas jóvenes de la Universidad, que pese a haber obtenido sus acreditaciones a nivel nacional y haber superado las oposiciones correspondientes, ahora van a tener que marchar a otras universidades o centros de investigación, la mayoría en el extranjero. Nuestra tierra perderá así todo el potencial de estos profesores, en cuya formación se ha invertido mucho dinero en forma de becas, estancias en el extranjero, proyectos de investigación, etc..
En resumen, todo lo conseguido en dos décadas y media de duro trabajo, en las cuales Castilla-La Mancha por fin había logrado situarse en el mapa de la educación superior y de la investigación, va a esfumarse como si de un espejismo se hubiera tratado debido al recorte en el presupuesto de la UCLM. Si los castellano-manchegos aceptamos mansamente dicho recorte, estamos renunciando a que muchos de nuestros hijos puedan desarrollar sus estudios en nuestra tierra y a que nuestras empresas se puedan ver beneficiadas del impulso innovador y de profesionales preparados que supone tener cerca una Universidad fuerte y competitiva. ¿Alguien piensa que empresas como Eurocopter estarían en Castilla-La Mancha si no tuviéramos Universidad? La posición alcanzada en investigación es imposible de mantener sin presupuestos regionales y sin apoyo para la transferencia a la empresa. No nos podemos engañar respecto a la investigación, que es como un campo de frutales: si se deja de regar un año, no se recupera regando al siguiente, necesita más de una década para la recuperación de sus árboles.
Por tanto, la sociedad castellano-manchega debe decidir si este es el futuro que quiere para nuestra tierra y reclamar, si así lo considera, otro trato y otros esfuerzos para la Universidad pública regional. En particular, la comunidad universitaria debe ser consciente del futuro inmediato al que nos enfrentamos y luchar para que desde los órganos de gobierno que tenemos, se impulse una postura clara de defensa del futuro de la institución. Si no lo hacemos ya, seguro que terminarán anunciando una nueva y mermada Universidad de Castilla-La Mancha con nocturnidad, alevosía y en vacaciones.

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