Cada día son más las noticias que nos soliviantan, de cómo la
combinación de crisis y maldito cumplimiento del déficit está provocando
situaciones dramáticas en muchos ámbitos. Hoy se hace público el drama de los
alumnos universitarios que no pueden pagar sus matrículas, que ante la
situación de crisis los gobiernos han decidido subir de precio; es decir una
muestra más de la insensibilidad y mediocridad de una clase política que ante
esta situación hipoteca el futuro de lo más preciado, la formación de nuestros
jóvenes. ¿Cabe más negligencia?
Y es que al menos 30.000 estudiantes universitarios (un 2,3%
del total) corren riesgo de ser expulsados de los campus españoles por no poder
pagar las matrículas. Esta es otra de las consecuencias de la crisis y los recortes. Las universidades han perdido más de 1.240 millones de
euros desde 2008 y en paralelo han aumentado las tasas —hasta 540 euros más de
media en primera matrícula—, y se han concedido menos becas al endurecerse los
requisitos académicos —del 5,5 de nota media ahora se pide un 6,5—. Y ello en
un momento en que la crisis se está cebando con muchos hogares y más
estudiantes necesitan ayuda para poder estudiar.
El impago de las matrículas comporta irremediablemente la
expulsión del estudiante de la universidad. Se trata de una expulsión
administrativa, ya que aunque el alumno puede continuar yendo a clase e incluso
realizar los exámenes, se le veta el acceso al campus virtual y no se le
rellena el acta con las notas, así que no puede matricularse al año siguiente
ni pedir el título ni ningún certificado académico.
En Castilla la Mancha el sindicato de CC OO de la Universidad
de Castilla-La Mancha ha organizado un concierto solidario con el que espera
recaudar 150.000 euros para dar un balón de oxígeno a los 377 estudiantes detectados en nuestra región que no han
abonado el último plazo de la matrícula. Es decir migajas de caridad.
¿Qué opináis de todo esto?